Oh Jesús, manso y humilde de corazón Escucha mi plegaria
Del deseo de sentirme apreciado Líbrame Jesús
Del deseo de sentirme amado Líbrame Jesús
Del deseo de sentirme ensalzado Líbrame Jesús
Del deseo de sentirme elogiado Líbrame Jesús
Del deseo de sentirme alabado Líbrame Jesús
Del deseo de sentirme preferido Líbrame Jesús
Del deseo de sentirme consultado Líbrame Jesús
Del deseo de sentirme aplaudido Líbrame Jesús
Del temor a la humillación Líbrame Jesús
Del temor al desprecio Líbrame Jesús
Del temor al reproche Líbrame Jesús
Del temor a la calumnia Líbrame Jesús
Del temor al olvido Líbrame Jesús
Del temor al ridículo Líbrame Jesús
Del temor al agravio Líbrame Jesús
Del temor al recelo Líbrame Jesús
Que los demás sean más amados que yo,
Ayúdame Jesús a desearlo
Que los demás sean más apreciados que yo,
Ayúdame Jesús a desearlo
Que los demás crezcan y yo disminuya a los ojos del mundo,
Ayúdame Jesús a desearlo
Que los demás sean alabados y yo pase oculto,
Ayúdame Jesús a desearlo
Que los demás sean preferidos a mí en todo,
Ayúdame Jesús a desearlo
Que los demás sean más santos que yo siempre y cuando yo alcance la santidad que tu quieres
Ayúdame Jesús a desearlo.
Estas letanías de la humildad fueron compuestas por el Cardenal Rafael Merry del Val, venerable (1865-1930). Las acostumbraba rezar todos los días, después de celebrar la Misa. Fue un cardenal español, secretario de Estado de la Santa Sede con el papa san Pío X. Se encuentra enterado en las grutas de la Basílica Vaticana. En 1953 comenzó su proceso de beatificación.