«Queridos hijos, vengo a ustedes porque deseo mostrar con mi propio ejemplo, la importancia de la oración por los que no han llegado a conocer el amor de Dios. Pregúntense a ustedes mismos si me están siguiendo. Hijos míos, ¿no reconocen los signos de los tiempos? ¿No hablan de ellos? ¡Vengan, síganme! Los llamo como Madre. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»