«Queridos hijos, también hoy al estar con ustedes en el gran amor de Dios, deseo preguntarles: ¾¿Están ustedes también conmigo?  ¿Está su corazón abierto a mí? ¿Me permiten purificarlo y prepararlo para mi Hijo? Hijos míos, ustedes han sido elegidos porque, en vuestro tiempo, una gran gracia de Dios descendió a la Tierra. No duden en aceptarla. ¡Les doy las gracias!»