«Queridos hijos, el amor de Dios está en mis palabras. Hijos míos, es el amor que desea conducirlos a la justicia y a la verdad. Es el amor que los quiere salvar de sus ilusiones. ¿Y ustedes, hijos míos? Sus corazones permanecen cerrados, son duros y no responden a mis llamados; no son sinceros.» En este momento, Mirjana sintió un fuerte dolor y rogó a la Virgen para que no nos abandonara. La Virgen dijo: «Con amor materno oro por ustedes, porque quiero que todos ustedes resuciten en mi Hijo. ¡Les doy las gracias!».