Queridos hijos, hoy los invito a venir conmigo con plena confianza y amor, porque deseo hacerles conocer a mi Hijo. No teman, hijos míos. Yo estoy con ustedes, estoy junto a ustedes. Les muestro el camino para que se perdonen a ustedes mismos, perdonen a los demás y, con arrepentimiento sincero en el corazón, se arrodillen ante el Padre, hagan que muera en ustedes todo lo que les impide amar y salvarse, estar con Él y en Él. Decídanse por un nuevo inicio, el inicio del amor sincero de Dios mismo. ¡Les doy las gracias!»