«Queridos hijos, hoy los invito a la comunión en Jesús, mi Hijo. Mi Corazón materno ora para que comprendan que son la familia de Dios. Por medio de la libertad espiritual y de la voluntad, que les ha concedido el Padre Celestial, son llamados a conocer ustedes mismos la verdad, el bien o el mal. ¡Que la oración y el ayuno abran sus corazones y los ayuden a descubrir al Padre Celestial por medio de mi Hijo! Con el descubrimiento del Padre, su vida se orientará al cumplimiento de la voluntad de Dios y a la creación de la familia de Dios, tal como mi Hijo lo desea. Yo no los abandonaré en ese camino. ¡Les doy las gracias!»