«Queridos hijos, con amor maternal, hoy los invito a ser un faro de luz para todas las almas que vagan en la oscuridad del desconocimiento del amor de Dios. Para que puedan iluminar con el mayor resplandor y atraer el mayor número posible de almas, no permitan que las falsedades que salen de sus bocas acallen su conciencia. ¡Sean perfectos! Los guío con mano materna, con mano de amor. ¡Les doy las gracias!»