«Queridos hijos, Dios los creó con libre albedrío para comprender y para elegir entre la vida y la muerte. Yo, como Madre, con amor maternal, deseo ayudarlos a comprender y elegir la vida. Hijos míos, no se engañen a ustedes mismos con una falsa paz y una falsa alegría. Permítanme, hijos míos, mostrarles el verdadero camino, el camino que conduce a la vida: mi Hijo. ¡Les doy las gracias!»