«Queridos hijos, es con amor maternal que los deseo alentar a amar a su prójimo. ¡Que mi Hijo sea la fuente de ese amor! Él, que podría haber hecho todo por la fuerza, eligió el amor y les dio ejemplo. También hoy, a través de mí, Dios les manifiesta una inmensa bondad, y ustedes, hijos míos, están obligados a responder. Compórtense hacia las almas que encuentran con igual bondad y generosidad. ¡Que su amor las convierta! Así, mi Hijo y Su amor resucitarán en ustedes. ¡Les doy las gracias! Sus pastores deben estar en sus corazones y en sus oraciones».