Dijo Mirjana: «La Virgen estaba muy triste. Solo dio un mensaje y nos bendijo. El mensaje es el siguiente: “Queridos hijos, hace ya mucho tiempo que les estoy dando mi Corazón materno y ofreciéndolos a mi Hijo, pero ustedes me rechazan. Están permitiendo que el pecado los envuelva cada vez más. Están permitiendo que los domine y les quite su capacidad de discernimiento. Mis pobres hijos, miren a su alrededor y vean los signos de los tiempos. ¿Piensan acaso que pueden hacer algo sin la bendición de Dios? No permitan que las tinieblas los envuelvan. Desde lo profundo de sus corazones clamen a mi Hijo. Su Nombre dispersa incluso las mayores tinieblas. Estaré con ustedes, solo díganme: “aquí estamos Madre, guíanos”. ¡Les doy las gracias».