«Queridos hijos, hoy los llamo a una completa unión con Dios. Su cuerpo está en la Tierra, pero les pido que su alma esté cada vez más cerca de Dios. Esto lo lograrán a través de la oración: la oración con un corazón abierto. De esa forma le agradecerán a Dios la inmensa bondad que les regala a través de mí y, con un corazón sincero, recibirán la tarea de tratar a las almas con las que se encuentren con la misma bondad que ustedes reciben. ¡Gracias, hijos míos! Con el Corazón le ruego a Dios para que les dé fuerza y amor a sus pastores: para que los ayuden y guíen a ustedes en esta tarea.»