«Queridos hijos, hoy los llamo, con mi corazón de Madre, a que se reúnan en torno a mí para amar a su prójimo. ¡Hijos míos, deténganse! Miren en los ojos de su hermano y vean a mi Hijo Jesús. Si ven alegría, alégrense con él. Si en los ojos de su hermano hay dolor, alejen el dolor con vuestra ternura y bondad, porque sin amor están perdidos. Solo el amor es efectivo, hace milagros. El amor les dará la unión en mi Hijo y la victoria de mi Corazón. Por eso, hijos míos, amen.»