«Queridos hijos, también hoy los invito a la oración. Solo con la oración y el ayuno se puede detener la guerra. Por eso, hijitos queridos, oren y den testimonio con su vida de que son míos y me pertenecen, porque en estos días turbulentos, Satanás quiere seducir al mayor número posible de almas. Por lo tanto, los invito a decidirse por Dios y Él los protegerá y les mostrará lo que tienen que hacer, el camino que deben recorrer. Invito a todos los que me han dicho “sí”, a renovar la consagración a mi Hijo Jesús, a Su Corazón y a mí, de modo que podamos utilizarlos más poderosamente como instrumentos de paz en este mundo sin paz. Medjugorje es para todos ustedes un signo y una invitación a orar y a vivir los días de gracia que Dios les concede. Por lo tanto, queridos hijos, acepten con seriedad la invitación a la oración. Estoy con ustedes, y su sufrimiento también es el mío. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»