«Queridos hijos, hoy los invito a todos a despertar sus corazones al amor. Salgan a la naturaleza y vean cómo se está despertando[1], y eso los ayudará a abrir sus corazones al amor de Dios Creador. Deseo que despierten el amor en sus familias, y donde hay ausencia de paz y hay odio, que reine el amor; porque cuando hay amor en sus corazones, también hay oración. Y no olviden, queridos hijos, que yo estoy con ustedes y los asisto con mi oración para que Dios les dé fuerza para amar. Los bendigo y los amo con mi amor materno. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»