«Queridos hijos, también hoy los invito a todos a crecer en el amor de Dios como una flor que siente los rayos cálidos de la primavera. Así, también ustedes, hijos míos, crezcan en el amor de Dios y llévenlo a todos los que están lejos de Dios. Busquen la voluntad de Dios y hagan el bien a los que Dios les ha puesto en su camino; y sean luz y alegría. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»