«Queridos hijos, deseo que comprendan que soy su Madre, y que deseo ayudarlos e invitarlos a la oración. Solamente mediante la oración pueden entender y aceptar mis mensajes y ponerlos en práctica en su vida. Lean la Sagrada Escritura: vívanla y oren para comprender los signos de este tiempo[1]. Este es un tiempo especial y por eso estoy con ustedes: para acercarlos a mi Corazón y al Corazón de mi Hijo Jesús. Queridos hijitos míos, deseo que sean hijos de la luz y no de las tinieblas; por lo tanto, vivan lo que les digo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»