«Queridos hijos, también hoy los invito a dar gloria a Dios Creador en los colores de la naturaleza. Él les habla, incluso por medio de la flor más pequeña, acerca de Su belleza y de la profundidad del amor con que los ha creado. Hijitos: permitan que la oración brote del corazón como agua fresca de manantial. Que los campos de trigo les hablen de la misericordia de Dios hacia cada criatura. Por eso, renueven la oración de acción de gracias por todo lo que Él les da. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»