«Queridos hijos, deseo compartir con ustedes mi alegría. En mi Corazón Inmaculado siento que son muchos los que se han acercado a mí y, que de manera especial, cuando oran y se convierten, llevan en sus corazones la victoria de mi Corazón Inmaculado. Deseo agradecerles y estimularlos a trabajar más por Dios y por su Reino, con el amor y la fuerza del Espíritu Santo. Estoy con ustedes y los bendigo con mi bendición maternal. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»