«Queridos hijos, hoy como nunca los invito a la oración. Que su oración sea oración por la paz. Satanás es fuerte y quiere destruir, no solo la vida humana, sino también la naturaleza y el planeta en que viven. Por eso, queridos hijos, oren para que por medio de la oración puedan ser protegidos con la bendición de la paz de Dios. Dios me ha enviado a ustedes para ayudarlos. Si así lo quieren, aférrense al Rosario, que por sí solo puede hacer milagros en el mundo y en su vida. Los bendigo y permanezco con ustedes tanto tiempo como lo quiera la Voluntad de Dios. ¡Gracias porque ustedes no traicionarán mi presencia aquí! Les doy las gracias también porque su respuesta es la de servir al bien y a la paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»