«Queridos hijos, hoy los invito a aceptar y a vivir mis mensajes con seriedad. Estos días son los días en que deben decidirse por Dios, por la paz y por el bien. Que todo odio y todo celo desaparezcan de su vida y de sus pensamientos, y que habite solo el amor a Dios y al prójimo. Así, y solo así, serán capaces de discernir los signos de este tiempo. Yo estoy con ustedes y los guío hacia un tiempo nuevo, tiempo que Dios les da como gracia para que lo conozcan aún más. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»