«Queridos hijos, que este tiempo sea para ustedes tiempo de oración personal: para que en sus corazones crezca la semilla de la fe y pueda crecer en testimonio alegre para los demás. Yo estoy con ustedes y deseo exhortarlos a todos: ¡crezcan y alégrense en el Señor, que los ha creado! ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»