«Queridos hijos, hoy los invito a decidirse por Dios, porque el alejamiento de Dios da como fruto la falta de paz en sus corazones. Dios es la paz misma, por eso, acérquense a Dios por medio de la oración personal, y vivan entonces la paz en su corazón. Así la paz, desde su corazón, podrá correr como un río hacia todo el mundo. No hablen de paz, practíquenla. Los bendigo a cada uno de ustedes y bendigo cada una de sus buenas decisiones. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»