«Queridos hijos, en este tiempo cuaresmal de gracia, los invito a abrir sus corazones a los dones que Dios desea darles. No se cierren: con la oración y la renuncia digan “sí” a Dios y Él les dará en abundancia. Así, como en la primavera la tierra se abre a la semilla y da el ciento por uno, también el Padre Celestial les dará en abundancia. Hijitos, yo estoy con ustedes y los amo con ternura. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»