«Queridos hijos, los invito a orar por la paz. Particularmente en este tiempo, la paz está amenazada, y por lo tanto, les pido que en sus familias renueven el ayuno y la oración. Queridos hijos, deseo que comprendan la seriedad de la situación y que mucho de lo que ocurrirá, dependerá de sus oraciones. Sin embargo, ustedes oran poco. Queridos hijos, estoy con ustedes y los invito a que con seriedad comiencen a orar y a ayunar, como lo hacían en los primeros días de mi venida. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»