«Queridos hijos, hoy, hijitos, los invito a estar con Jesús por medio de la oración, a fin de que puedan descubrir la belleza de las criaturas de Dios a través de la experiencia personal de la oración. Ustedes no pueden hablar ni dar testimonio de la oración si no oran. Por eso, hijitos, permanezcan con Jesús en el silencio del corazón: para que Él los cambie y los transforme con Su Amor. Hijitos, este es para ustedes un tiempo de gracia. Aprovéchenlo para su conversión personal, porque cuando tienen a Dios lo tienen todo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»