«Queridos hijos, hoy en este gran día que ustedes me han regalado, deseo bendecirlos a todos y decirles que estos días, mientras estoy con ustedes, son días de gracia. Deseo enseñarles y ayudarles a emprender el camino de la santidad. Son muchos los que no desean comprender mis mensajes ni aceptan con seriedad lo que digo, por eso les ruego y los invito a que, con su vida y en la vida de todos los días, den testimonio de mi presencia. Si ustedes oran, Dios los ayudará a descubrir la verdadera razón de mi venida. Por lo tanto, hijitos: oren y lean la Sagrada Escritura, de manera que, a través de mi venida, puedan descubrir el mensaje que hay en la Sagrada Escritura para ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»