«Queridos hijos, hoy estoy contenta, a pesar de que en mi Corazón hay un poco de tristeza por quienes han iniciado este camino y luego lo han abandonado. Mi presencia aquí por tanto, es para guiarlos por un nuevo camino, el camino de la salvación. Por eso, día tras día los invito a la conversión. Pero si no oran, no pueden decir que se están convirtiendo. Oro por ustedes e intercedo ante Dios por la paz: primero en sus corazones y después alrededor de ustedes, a fin de que Dios sea su paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»