«Queridos hijos, estoy con ustedes aun cuando ustedes no son conscientes de ello. Deseo protegerlos de todo lo que Satanás les ofrece y a través de lo cual los quiere destruir. Como llevé a Jesús en mi vientre, así también, queridos hijos, deseo llevarlos hacia la santidad. Dios quiere salvarlos y les envía mensajes a través de los hombres, de la naturaleza y de muchas otras cosas que los pueden ayudar a comprender que deben cambiar el rumbo de su vida. Por eso, hijitos, comprendan también la grandeza del don que Dios les da a través de mí: el que pueda protegerlos con mi Manto y los pueda conducir a la alegría de la vida. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»