«Queridos hijos, hoy como nunca, los invito a vivir mis mensajes y a hacerlos realidad en sus vidas. He venido a ustedes para ayudarlos, y por eso hoy los invito a cambiar de vida, porque han tomado un camino de desdicha, un camino de perdición. Cuando les dije: “Conviértanse, oren, ayunen, reconcíliense”, ustedes acogieron estos mensajes superficialmente. Comenzaron a vivirlos y luego dejaron de hacerlo, porque para ustedes resultaba difícil. Sepan, hijos queridos, que cuando algo es un bien hay que perseverar en ello y no pensar: “Dios no me ve, no me escucha, no me ayuda”. Ustedes se han apartado de Dios y de mí a causa de sus mezquinos intereses. Yo quería crear, contando con ustedes, un oasis de paz, de amor y de bondad. Dios quería, con el amor de ustedes y con su ayuda, que hicieran milagros y de esa manera dieran el ejemplo. Por eso les digo: Satanás está jugando con ustedes y con sus almas, y por lo mismo no los puedo ayudar, porque están lejos de mi Corazón. Por consiguiente, oren, vivan mis mensajes y entonces verán los milagros del amor de Dios en la vida cotidiana de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»