«Queridos hijos, hoy como nunca los invito a orar por la paz: por la paz en sus corazones, la paz en sus familias, y la paz en todo el mundo, porque Satanás quiere la guerra, no quiere que haya paz, quiere destruir todo lo que es bueno. Por lo tanto, queridos hijos, ¡oren, oren, oren! ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»