«Queridos hijos, hoy los invito a vivir la paz en sus corazones y en sus familias. No hay paz, hijitos, donde no se ora, y no hay amor donde no hay fe. Por eso, hijitos, los invito a todos a decidirse, hoy de nuevo, por la conversión. Yo estoy cerca de ustedes, hijitos, y los invito a todos a mi regazo para ayudarlos; pero ustedes no lo desean y de esta manera Satanás los tienta y, en las cosas más pequeñas, su fe desaparece. Por eso, hijitos, oren y mediante la oración obtendrán la bendición y la paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»