«Queridos hijos, los invito nuevamente a que se decidan a amar a Dios sobre todas las cosas. En estos tiempos en que —por causa del espíritu de consumo— se olvida lo que significa amar y apreciar los valores auténticos, yo los invito una vez más, a poner a Dios en el primer lugar en sus vidas. No permitan que Satanás los atraiga por medio de las cosas materiales, sino decídanse, hijitos, por Dios que es libertad, que es amor. Elijan la vida, no la muerte del alma. Hijitos, en este tiempo en que meditan la Pasión y Muerte de Jesús, los invito a decidirse por la vida que floreció por medio de la Resurrección. ¡Que su vida se renueve hoy a través de la conversión que los llevará a la vida eterna! ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»