«Queridos hijos, en este tiempo de primavera, cuando todo se despierta del sueño invernal, despierten también sus almas con la oración, para que estén dispuestos a recibir la luz de Jesús resucitado. Que Él, hijitos, los acerque a su Corazón para que puedan estar abiertos a la vida eterna. Oro por ustedes e intercedo ante el Altísimo por su sincera conversión. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»