«Queridos hijos, hoy los invito a todos los que han escuchado mi mensaje de paz, a que lo realicen en la vida con seriedad y con amor. Son muchos los que piensan que hacen mucho hablando de los mensajes, sin embargo no los viven. Los invito, queridos hijos, a la vida y a cambiar todo lo que hay de negativo en ustedes, para que todo se transforme en positivo y en vida. Queridos hijos, estoy con ustedes y deseo ayudar a cada uno de ustedes a vivir, y a dar testimonio con su vida de la Buena Nueva. Estoy aquí, queridos hijos, para ayudarlos y conducirlos al Cielo. En el Cielo está la alegría, y a través de la alegría, desde ahora, pueden vivir el Cielo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»