«Queridos hijos, también en esta ocasión los llamo a la oración. Oren para que puedan comprender lo que Dios desea decirles a través de mi presencia y de los mensajes que les estoy dando: deseo acercarlos a todos cada vez más a Jesús y a Su Corazón herido, para que comprendan el inmenso amor con el que Él se ha entregado por cada uno de ustedes. Por eso, queridos hijos, oren para que, desde sus corazones, pueda brotar una fuente de amor hacia cada persona, y hacia quien los odia y los desprecia. De esa manera, con el amor de Jesús, serán capaces de vencer toda la miseria de este mundo de dolor, que no tiene esperanza para quienes no conocen a Jesús. ¡Gracias por todos sus sacrificios y oraciones! Oren para que pueda ayudarlos. Necesito sus oraciones. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»