«Queridos hijos, mi venida a ustedes, hijos míos, es amor de Dios. Dios me está enviando para advertirles y mostrarles el camino recto. No cierren sus ojos ante la verdad, hijos míos. El tiempo de ustedes es breve. No permitan que los engaños comiencen a gobernarlos. El camino por el que deseo conducirlos es el camino de la paz y del amor. Este es el camino que lleva a mi Hijo, su Dios. Denme sus corazones para que pueda poner a mi Hijo en ellos y hacer de ustedes mis apóstoles, apóstoles de paz y amor. ¡Les doy las gracias! No olviden a sus pastores en sus oraciones”.