«Queridos hijos, en este tiempo de gracia [de Adviento], los invito a todos ustedes a renovar la oración. Ábranse a la Santa Confesión, para que cada uno, pueda aceptar mi llamado con todo el corazón. Yo estoy con ustedes y los protejo de la perdición del pecado, y ustedes deben abrirse al camino de la conversión y de la santidad: para que su corazón arda de amor por Dios. Concédanle tiempo, y Él se dará a ustedes, y así, en la voluntad de Dios, podrán descubrir el amor y la alegría de vivir. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!».