«Queridos hijos, nuevamente los invito a consagrarse a mi Corazón y al Corazón de mi Hijo Jesús. Deseo, hijitos, conducirlos a todos por el camino de la conversión y de la santidad. Solamente así, a través de ustedes, podemos conducir el mayor número posible de almas por el camino de la salvación. No tarden, hijitos, sino digan con todo el corazón: «-deseo ayudar a Jesús y a María para que muchos más hermanos y hermanas conozcan el camino de la santidad». Así se sentirán complacidos de ser amigos de Jesús. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»