«Queridos hijos, especialmente los invito a todos a la oración y a la renuncia, porque ahora como nunca, Satanás quiere mostrar al mundo su rostro ignominioso, con el que quiere seducir a la mayor cantidad de personas y llevarlas por el camino de la muerte y el pecado. Por eso, queridos hijos, ayuden a mi Inmaculado Corazón a triunfar en este mundo de pecado. A todos les pido que ofrezcan oraciones y sacrificios por mis intenciones, para que pueda ofrecerlas a Dios por lo que es más necesario. Olviden sus deseos y oren, hijos queridos, por lo que Dios quiere, y no por lo que ustedes desean. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»