«Queridos hijos, hoy los invito a ofrecer sus cruces y sus sufrimientos por mis intenciones. Hijitos, soy su Madre y deseo ayudarlos buscando la gracia para ustedes ante Dios. Hijitos, ofrezcan sus sufrimientos como regalo a Dios: para que se transformen en una bellísima flor de alegría. Por eso, hijitos, oren para poder comprender que el sufrimiento puede transformarse en alegría y la cruz en camino de alegría. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»