«Queridos hijos, aunque estén lejos de mi Corazón, los invito en el amor: ¡conviértanse! No lo olviden: yo soy su Madre y siento dolor por cada uno que está lejos de mi Corazón, pero no los dejo solos. Creo que pueden abandonar el camino del pecado y decidirse por la santidad. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»