«Queridos hijos, hoy los invito a glorificar a Dios. Que el Nombre de Dios sea santo en sus corazones y en su vida. Hijitos, cuando están en la santidad de Dios, Dios está con ustedes y les da la paz y la alegría, que vienen de Él solo a través de la oración. Por eso, hijitos, renueven la oración en sus familias y su corazón glorificará el santo Nombre de Dios, y el Paraíso reinará en sus corazones. Yo estoy cerca de ustedes e intercedo ante Dios por ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»