«Queridos hijos, en este tiempo sin paz, los invito nuevamente a caminar tras de mi Hijo, a seguirlo. Conozco sus dolores, sufrimientos y dificultades, pero en mi Hijo encontrarán descanso. En Él encontrarán la paz y la salvación. Hijos míos, no olviden que mi Hijo los ha redimido con su cruz y les ha dado la posibilidad de ser nuevamente hijos de Dios, de poder llamar nuevamente «Padre» al Padre Celestial. Amen y perdonen para ser dignos del Padre, porque su Padre es amor y perdón. Oren y ayunen, porque ese es el camino hacia su purificación, es el camino para conocer y comprender al Padre Celestial. Cuando conozcan al Padre, comprenderán que solo a Él es a quien necesitan.
[Mirjana manifestó que las palabras siguientes la Virgen las pronunció con firmeza y énfasis]. Yo como Madre, quiero a mis hijos en la comunidad de un único pueblo, en el que se escucha y se pone en práctica la Palabra de Dios. Por tanto, hijos míos, comiencen a caminar con mi Hijo, sean uno con Él, sean hijos de Dios. Amen a sus pastores como mi Hijo los ha amado cuando los llamó a servirlos a ustedes. ¡Les doy las gracias!»