Un mensaje recurrente en las manifestaciones marianas del último siglo, es el deseo de la Santísima Virgen María de que los hombres vivan en paz con Dios y entre ellos mismos. Podemos afirmar que esta es una urgencia entre las intenciones del Corazón inmaculado de la Virgen María, y que mejor manera de atender a este llamado de Nuestra Madre, que orando juntos, unidos como Iglesia, aprovechando esta bella oración que nos birndó el Papa Francisco el pasado 31 de mayo, orando ante la estatua de la Regina Pacis en la Basílica de Santa María la Mayor, pidiendo por la Paz. Te invitamos a orar con el corazón esta oración cada día, acudiendo confiados a la intercesión de nuestra Madre celestial.
«Oh María, Madre de Dios y Reina de la paz,
durante la pandemia nos reuníamos en torno a ti para pedirte tu intercesión.
Te hemos pedido sostener a los enfermos y darle fuerza al personal médico,
hemos implorado misericordia para los moribundos
y que enjugues las lágrimas de cuantos sufrían en el silencio y la soledad.
Estamos ante ti nuevamente Reina de la paz, para suplicarte:
concede el gran don de la paz, cesa pronto la guerra,
que ha invadido también el continente europeo.
Somos conscientes de que la paz no puede ser solo el resultado de negociaciones
ni una consecuencia solo de acuerdos políticos,
sino que es sobre todo el don pascual del Espíritu Santo.
Hemos consagrado a tu Corazón Inmaculado las naciones en guerra
y hemos pedido el gran don de la conversión de los corazones.
Estamos seguros que con las armas de la oración, del ayuno y la limosna
y con el don de tu gracia, se pueden cambiar los corazones de los hombres
y la suerte del mundo entero.
Hoy elevamos nuestros corazones a ti, Reina de la Paz:
intercede por nosotros ante tu Hijo,
reconcilia los corazones llenos de violencia y venganza,
redirige los pensamientos llenos del deseo del enriquecimiento fácil,
y que sobre toda la tierra reine tu paz duradera.
Amén.»