
¡Paren esta masacre! es «La suplica de un pontifice»

El Papa hizo mención de las víctimas de Mariupol, la «barbarie de la matanza de niños, inocentes y civiles indefensos», y pidió que se ponga fin a lo que calificó sin lugar a dudas como una «agresión armada inaceptable» antes de que se «reduzca las ciudades a cementerios».
Agradeció igualmente la acogida de muchos refugiados y pidió a todos que intensifiquen los momentos de oración por la paz. En este sentido el Papa Francisco se encuentra en la lista de los sucesores de Pedro que desde inicio del siglo XX hasta la fecha han tenido que confrontar el flagelo de la guerra.
Desde Benedicto XV, Pio XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI hasta el Papa Francisco, las voces de los Sucesores de Pedro han clamado contra los horrores de la guerra, e invariablemente no han sido escuchadas. La tendencia es la “indiferencia” con la que las intervenciones del Magisterio Pontificio son acogidas en cualquier momento de la Historia cuando se trata de parar una guerra.
Benedicto XV que vivió la primera guerra mundial y sus consecuencias la llamó un «inútil desastre». La voz del Papa tuvo “escasa e ineficaz acogida por parte de los gobernadores de las naciones”. Pablo VI citándole indica la indiferencia con la que las intervenciones del Magisterio Pontificio son acogidas en cualquier momento de la Historia.
La guerra total. La iglesia desde entonces enseña que las acciones militares realizadas con armas modernas pueden producir una devastación inimaginable y que superan la legitima defensa. De ahí también la condena de la carrera armamentista o la solicitud de acciones internacionales para evitarla. (Puntos 80, 81, 82 – Gaudium et Spes – sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo. Concilio Vaticano II data: 7.12.1965).
Pablo VI trabajó en la secretaría de Estado por más de tres décadas, fue estrecho colaborador de Pío XII y le escuchó pronunciar en la radio con “voz fue grave y solemne” un sentido llamamiento para evitar la segunda guerra mundial:
«Es con la fuerza de la razón, no con la de las armas, como la justicia se abre paso. Y los imperios no fundados sobre la justicia no son bendecidos por Dios. La política emancipada de la moral traiciona a los mismos que de ese modo la quieren. Inminente es el peligro, pero todavía hay tiempo. Nada se ha perdido con la paz. Todo puede perderse con la guerra, Vuelvan los hombres a comprenderse. Vuelvan a tratar...»
Pablo VI explicaba que estas palabras no fueron escuchadas por quien soñaba con una guerra rápida y decisiva, portadora de potencia y de gloria. Y la guerra, una semana más tarde, estalló. Era la segunda guerra mundial en la que 50 y 60 millones de personas murieron.
El “Papa bueno” también gritó contra la guerra. Y con reflexión sabia escribió la encíclica Pacem in terris. Para Juan XXIII la guerra es enemiga del hombre, es contraria al Evangelio y es fuente de ruinas irreparables; conduce a tremendos desastres. Por ello, habla de la fraternidad que tiene su origen en la paternidad de Dios; la cual no puede fundarse ni en la soberbia ni en el orgullo; nos la enseñó Cristo. Juan XXIII enseñó la paz en todo su magisterio y vida: el hombre no puede darla, pero sí merecerla.
Pablo VI denunciaba las “agudas divergencias entre varios países que hoy están ya teñidos de sangre y sobresaltados por amenazadores presagios”. Los adultos perdemos la memoria. Entonces, El 262° papa de la Iglesia nos recuerda el mal de la guerra. Por ejemplo cuando se conmemoraba el cincuenta aniversario de la primera guerra mundial y del veinticinco de la segunda (26.08.1964).
Montini se presentó antes los hombres de “buena voluntad”, diciendo: “escuchad nuestra humilde voz, la de un hermano y la de un padre, evocando el desdichado recuerdo de dos terribles guerras, no para proyectar sobre el mundo actual inútiles y tenebrosos fantasmas, sino para extender en lo hondo de los corazones de los hombres una invitación a prudentes y responsables reflexiones”.
Sin embargo, no existe moderación cuando se busca la paz y la justicia; no debe haber cansancio para evitarla y denunciarla. “¡No a la guerra! Ésta nunca es una simple fatalidad. Es siempre una derrota de la humanidad”.
Lo decía Juan Pablo II que evitó la guerra entre Chile y Argentina, pero no la del Golfo Pérsico. “La guerra nunca es un medio como cualquier otro, al que se puede recurrir para solventar disputas entre naciones”
Francisco (2013-presente) Guerra civil libia, Gaza (2014), Estado Islámico, Rusia -Ucrania (2014 hasta ahora)
Benedicto XVI (2005-2013). Guerra civil iraquí. Guerra de Somalía. Guerra del Líbano (2006). Guerra civil siria.
Juan Pablo II (1978-2005). … Fin de la Guerra Fria. Guerra del Golfo. Ataques del 11 de septiembre y Guerra de Afganistán.
Juan Pablo I (1978). …
Pablo VI (1963-1978). … Fin de la Guerra de Vietnam; guerra de los 6 días.
Juan XXIII (1958-1963). … Guerra Civil de Guatemala, inicio de conflictos en Centroamérica, crisis de la Bahía de los cochinos
Pío XII (1939-1958). … II Guerra Mundial. Guerra de Corea. Guerra Civil nicaragüense,
Pío XI (1922-1939). … entre muchas otras…Guerra del Chaco, Guerra Civil Española,
Benedicto XV (1914-1922). I Guerra Mundial