San Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica “Redemtoris custos”: “El hijo de María es también hijo de José en virtud del vínculo matrimonial que les une: «A raíz de aquel matrimonio fiel ambos merecieron ser llamados padres de Cristo; no sólo aquella madre, sino también aquel padre, del mismo modo que era esposo de su madre, ambos por medio de la mente, no de la carne»”. El evangelista Mateo nos presenta la genealogía de José, una línea cronológica directa desde Abraham. En este pasaje cabe resaltar un detalle interesante, que sirve como elemento fundamental al contemplar el misterio de la encarnación, pues al llegar la lista a Jacob el padre de José, luego de una secuencia de padres que engendran hijos al llegar a José hay una interrupción en la forma de la redacción:  “y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo.” Se evidencia así que José no “engendró” a Jesús, se menciona como esposo de María, y de ella si se afirma el vinculo con Jesús (de la que nació Jesús).

Entonces, ¿Es Jesús descendiente de David? Esta pregunta requiere otro apartado exclusivo para explicarla, sin embargo, se puede hacer una aproximación sencilla, pues en su vida pública Jesús afirma que el Mesías es hijo de David, y no solo a nivel político – como quizás podríamos imaginar – sino también por la “carne”, así que se hace necesario resolver esta cuestión. San Pablo en su carta a los Romanos en el capítulo uno dice: “La promesa era relativa a su Hijo, Jesucristo Señor nuestro, descendiente de David según la carne, pero constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos” es decir, Pablo afirma que Jesús es hijo de David según la carne, entonces ¿contradice el Evangelio? De ninguna manera, deducimos de esta expresión, como solución válida, que la Virgen María también pertenece a la línea de sucesión davídica, por lo cual Jesús recibe dicho título.

San José entonces, ante la ley reconoce a Jesús como su hijo, y no se contenta con solo otorgarle su paternidad legal, sino que a razón de su unión esponsal con María forma una intimidad familiar, el hogar de Nazaret es lugar de encuentro de corazones que alimentados por la gracia de Dios desempeñan una labor admirable por voluntad divina, María que es Madre de Dios y José que es el Custodio del niño prometido y su madre. Meditemos en esa figura de San José como padre providente, cabeza de familia, que asume un rol activo en el hogar para hacer posible que el Hijo de Dios crezca en espíritu y en sabiduría.

 ¿Cómo desempeño yo mi papel como padre? Y si soy hijo ¿mi relación con mis padres es como la que tenia Jesús? Que, por intercesión de San José, Nuestro Señor Jesucristo nos conceda las gracias que estemos necesitando, nos de la paz del corazón, humildad y amor. Que las familias sea imagen de la Sagrada Familia de Nazaret, para que este mundo cada vez más manchado por las divisiones, sea transformado en un jardín lleno flores radiantes y arboles de agradables frutos, que alaban la grandeza del creador.

Sea alabado Jesús.